viernes, 7 de mayo de 2010

Sarlo: Vida Posmoderna

Redacté este breve resumen sobre el texto de Beatríz Sarlo porque, a pesar de que no coincido con algunos puntos, en conjunto propone ideas muy interesantes para pensar sobre la conducta de los jóvenes en la sociedad actual.

Beatríz Sarlo, en su libro Escenas de la Vida Posmoderna, Editorial Ariel, 1994, sostiene que en la sociedad actual, la juventud se prolonga por un tercio de la vida humana, tras una breve infancia; sin embargo, agrega la autora, estos límites que parecen precisos, han cambiado sistemáticamente.

La idea de juventud, explica Sarlo, ha sufrido cambios debido a diversos factores: históricos, contextuales, individuales y relativos a la moda o las costumbres. Para ejemplificar estos cambios de significado, Sarlo explica que una mujer inmigrante de 17 años con hijos y su marido de 25, a principios del siglo XX no se consideraban jóvenes; mientras que, en la misma época, en otro contexto, un grupo de estudiantes cordobés, que promovió la reforma universitaria en 1918, se consideraban jóvenes. Tampoco se consideraban jóvenes los dirigentes de la revolución bolchevique, a pesar de su edad, agrega la autora. Sarlo continúa aportando ejemplos de individuos célebres de corta edad pero de actitud madura, tales como Orson Wells y de otros, eternos adolescentes, a pesar de la acumulación de años, como Mick Jagger.

La moda joven, sostiene la autora, surge a partir de la década de 1960 con la minifalda y el jean, pero la iconografía de jóvenes casi adolescentes que se adoran como ídolos del deporte y la música, entre otros, corresponde a los últimos 25 años. Todos quieren pertenecer al prestigioso mundo de la juventud, sostiene Sarlo, pero aquellos que no cumplen con las condiciones de edad son expulsados a pesar de los intentos de imitación o de las cirugías.

La autora explica que en la cultura juvenil se contraponen un conjunto de dialécticas, tales como: universal/tribal , permitido/prohibido, consumidor real/imaginario, libertad/exclusión. La escuela, afirma Sarlo, ha perdido la autoridad y los medios masivos de comunicación se constituyen como los principales proveedores de símbolos para los jóvenes, en este contexto, las nociones de lo prohibido y lo permitido están en crisis.

Ante la caída de la autoridad institucional, el mercado se convirtió en el ámbito de control de las conductas juveniles, asegura la autora; luego de haber instituido a la juventud como protagonista, ahora la seduce con la oferta de objetos o servicios novedosos y deseables.

Sarlo agrega que la disponibilidad de objetos queda supeditada a la posibilidad de adquirirlos y allí se manifiesta el conflicto entre aquellos que pueden consumir y los que sólo pueden imaginar que consumen.

Si bien los medios de comunicación presentan un modelo de igualdad y libertad que incluye a todos los jóvenes, en la práctica, solamente quienes tienen el aspecto apropiado son admitidos en las discotecas, los demás son discriminados por razones raciales o socioeconómicas, sostiene la autora.

Según Sarlo, el impulso igualitario de la cultura juvenil encuentra sus límites en prejuicios raciales, sociales, sexuales y morales. Sin embargo, estas contradicciones quedan neutralizadas por la construcción del imaginario social que sostiene que la juventud es la fuente de los valores de igualdad y libertad, asegura la autora.

Sergio Otaño

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